Mi práctica artística surge como una forma de autoetnografía y exploración vital que parte de habitar un cuerpo disidente -seropositivo, marica y cuir- dentro del territorio panameño. Desde este lugar, mi trabajo busca visibilizar las tensiones entre identidad, pertenencia, salud y colonialismo, entendiendo el arte como una herramienta política y espiritual de resistencia.
La naturaleza, la magia y lo sutil son los lenguajes que sostienen mi búsqueda. En ellas encuentro un territorio fértil para pensar el cuerpo más allá de la herida, como un lugar de transformación y memoria. A través del performance, el video, las artes visuales y procesos colaborativos, me interesa construir espacios de encuentro que activen la imaginación como fuerza liberadora y colectiva.
Actualmente, mi práctica se expande hacia la exploración del folklore, la arqueología especulativa y las tradiciones místicas panameñas, como una manera de reencantar el presente y pensar nuevas formas de existencia en diálogo con lo ancestral, lo invisible y lo posible.